El niño con Síndrome de Emperador o niño tirano
María
entro a la librería con su pequeño Josué de 6 años a comprar los libros de textos
escolares para el y para su hermanita menor. Tan pronto entraron en la tienda Josué corrió
al área de juguetes y abrazo un balón de fútbol y le insistió a su madre que se
lo comprase. María le dijo que no le compraría
el balón porque el ya tenia 2 balones en la casa. Eso no pareció convencer a Josue quien
estaba decidido a llevarse el balón aun cuando fuera necesario usar todos sus
recursos. Miro fijamente a su madre y prácticamente le ordeno: “Tienes que
comprarme este balón o sino voy a llorar con todas mis fuerzas hasta que me lo
compres”. María, parecía no estar en
control de la situación. Estaba avergonzada por el espectáculo que su hijo
estaba montando. Decidido comprar el
balón y acabar con la embarazosa situación.
Josué había dominado a su madre. Ella había perdido el control de su
hijo y de la situación.
Josué
es un clásico ejemplo de un niño tirano.
En algún momento de su niñez comenzó a exigir las cosas sin aceptar un
no por respuesta. Descubrió que su madre prefería que el estuviese tranquilo y haría
cualquier cosa por evitar sus gritos y rabietas. María, su madre, esta desesperada porque no
sabe como manejar esta situación con su hijo ya que constantemente repite esta
escena en donde se muestra como un niño mandón y autoritario. Ahora ella esta preocupada por el futuro de
su hijo. Se pregunta ¿Cómo será cuando
el llegue a la adolescencia? ¿Cómo actuara cuando no pueda conseguir las cosas?
¿Estará preparado para recibir un no como respuesta?
El Síndrome del Emperador se da
en aquellos niños que controlan a sus padres, que están demasiado empoderados. Se convierten en agresivos, poco empáticos,
mandones y autoritarios. Usan cualquier recurso a las manos para lograr sus
deseos. Para
conseguir sus propósitos, gritan, amenazan, extorsionan y agreden física y
psicológicamente a sus padres. Se podría decir que su nivel madurativo en el
ámbito de la empatía (esa capacidad
para ponerse en la piel de la otra persona) está subdesarrollado. Por esta
razón parece que no sean capaces de experimentar sentimientos como el amor, la
culpa, el perdón o la
compasión.
Los psicólogos
educativos ya han denominado Síndrome del Emperador a
los 'niños tiranos', que desde pequeños sus padres usaron un estilo de crianza
permisivo al grado que les permitieron siempre escoger qué comida hay que
cocinar, dónde viajará la familia para pasar las vacaciones, cual canal de televisión
se mira en la casa, a que hora se ira a dormir y hasta decide cuando no ira a
la escuela. Desde el punto de vista
profesional el Síndrome del Emperador
recibe el nombre de Trastorno de oposición
desafiante (TOD).
Síntomas de un niño tirano:
- · Los niños tiranos o emperadores suelen mostrar actitudes egocentristas, sea, sienten que toda gira en torno a ellos y que todas las personas a su alrededor le deben sumisión y deben servirles.
- · No tienen tolerancia a la frustración de manera que no acepta un no por respuesta.
- · Estos niños no han aprendido a controlar sus sentimientos y emociones. Ya conocen las debilidades de sus padres a quienes manipulan fácilmente con amenazas, agresiones, maltratos verbales y chantajes.
- · Se muestra caprichoso
- · Amedrenta a sus padres con pataletas en publico
- · Amenaza cuando no consigue lo que desea (sea o no conveniente para el)
- · Sus demandas son constantes,
- · Su desobediencia es absoluta.
- · Siempre esta retando a sus padres y maestros para medir nuestra paciencia y para medir hasta donde estamos dispuestos a ceder.
¿Como podemos ayudar a nuestro hijo con Síndrome de Emperador?
Muchos padres sufren porque se
siente culpable de la conducta autoritaria de sus hijos y lamentan no haber
puesto limites ni haber disciplinado adecuadamente cuando era oportuno.
Antes a actitud de nuestros hijos
tiranos es recomendable:
- · Detener inmediatamente la conducta indeseable
- · No dejarnos llevar por la compasión o por la permisividad
- · Ejercer autoridad con firmeza sin abandonar por ello, la demostración de amor. Nuestros hijos deben saber que les amamos, aunque no aceptamos su mal comportamiento.
- · Crear cimientos sólidos en la educación de los niños
- · Poner limites claros y establecer disciplinas cuando estos límites sean violados.
- · Permitir que los hijos experimenten cierto grado de frustración para que comprendan que el mundo no gira en torno a ellos ni entorno a sus caprichos
- · Inculcarles la cultura del esfuerzo. Que comprendan el valor de las cosas. Debe enseñarles el valor del trabajo. Para ello pueden asignarles algunas labores de acuerdo con su edad a cambio de lo cual pueden ganar lo suficiente para adquirir lo que tanto desean.
- · Enseñarles a pedir las cosas con amabilidad y cuando no lo haga debe ignorar su mal comportamiento.
- · Evitar la sobreprotección. Debe permitir que sus hijos aprendan por experiencias propias.
Lic. Julio Cesar Silverio
Psicologo
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